“Nadie está obligado a cooperar en su propia pérdida
o en su propia esclavitud, la Desobediencia Civil
es un derecho imprescriptible de todo ciudadano”
Mahatma Ghandi
Una característica de nuestra sociedad actual es ser mercado-centrista: el “mercado” posibilita o impide superar necesidades y deleitarnos con sus satisfactores, hemos sido evangelizados en la devoción a san dinero y santa moneda!!! Su culto y adoración han colonizado el imaginario colectivo e invadido el espacio vital de cada persona; al mercado le han construido catedrales para veneración del comercio con altares de vitrinas repletas de mercancías a cada paso: vitrina-TV, vitrina-deseo, vitrina sin compradores, vitrinas que castigan a quien no posea dinero… dinero esa extraña construcción humana, esa cosa mágica que puede llevarnos al Paraíso o condenarnos al “valle de lágrimas” como castigo de “la mano invisible del mercado” por ser pecadores o sea no ostentar dinero. Por mandato divino hemos sido sentenciados a competir, solos, anónimos, contra rivales en todo lugar… condenados a conseguir dinero cueste lo que cueste! Así nos perdemos totalmente de saborear la vida por estar buscando dinero doquiera que vayamos; diariamente millones de personas que vivimos cubiertas por el “manto de la cultura occidental” somos sometidos por las “leyes del mercado capitalista” que nos ordena ir en pos de algunas monedas, las cuales supuestamente se mueven por algún lugar. Habrá que desentrañarlas de donde se encuentren, si no las hayas aquí tal vez por allá; hoy hay guerras por dinero, cárcel, el destierro por dinero, devastación y muerte, dolor por dinero!!! Como si fuera lógico y lúcido, el capitalismo neoliberal impide la realización de derechos condenando las naciones o los pueblos a empobrecimientos cada vez más acelerados y agobiantes.
Si el dinero es una herramienta de poder de tal magnitud que domina en el planeta, quizás sea tiempo para repensarlo, si atendemos a que otros valores le son superiores, que además mientras el
dinero crece lo hace a costas del deterioro ambiental, por encima de tragedias humanas, con pérdida constante de condiciones para la vida… generando, antieconómicamente, destrucciones superiores a la acumulación de capital y su uso; sociedad plutócrata la nuestra que legisla a favor del banquero e impide la alegría de la vida por favorecer a unos pocos detentadores del poder político y a la vez grandes acumuladores concentradores de la moneda, las leyes, las armas, el saber. Esta concentración del dinero impide su circulación entre las comunidades, impide el intercambio de sus producciones reprimiendo las potencialidades, entorpeciendo posibilidades de superar necesidades y deseos. Presente y futuro son determinados por un mercado ajeno, anónimo, en el cual las mayorías del mundo estamos derrotadas, “desechados” al no portar dinero suficiente para comprar o vender nuestros propios saberes, productos y servicios.
Una forma de resistir el conflicto a que nos enfrenta el capitalismo puede ser encontrar los fundamentos empíricos y teóricos que dan vida al dinero e impone a los pueblos del mundo unas condiciones políticas-filosófico-económicas-culturales mediante las cuales se crean condicionamientos e impedimentos para la circulación de mercaderías, personas y perspectivas; sin embargo, los grandes capitales si tienen posibilidades para ir de un país a otro desestablizando las economías locales, destrozando las emociones individuales al convertir las comunidades en “desiertos monetarios”; pareciera que en nuestra nación, las mismas manos detentan el gran capital, dictan la legislación, señalan las grandes decisiones. Es importante recordar que al dinero de hoy hemos llegado por un proceso histórico, cuyos avances no han sido únicos e irreversibles, al contrario existen, existieron y existirán diversos mecanismos para alentar los intercambios que motivan la circulación de mercaderías para deleitar efectiva y oportunamente las necesidades y deseos. Importantes experiencias se han conocido en momentos, lugares y características diversas respecto a formas cómo desarrollar mercados locales apropiados a las condiciones de cada comunidad y sin restricciones por la ausencia del dinero.
Cómo podríamos realizar otro merkdo en nuestra ciudad? Será posible un merkdo que no sea condicionado por ese dinero escaso, tan ausente de nuestra cotidianidad económica? Existen experiencias locales al respecto, de donde hemos aprendido que somos PROSUMIDORES: tenemos capacidades como PROductores y simultáneamente conSUMIDORES, estas actividades realizadas en diferentes lugares y momentos no se excluyen, se complementan!!! Si como Prosumidores convergemos con nuestras necesidades-deseos, se posibilitan las ofertas-demandas de productos o servicios, entonces solamente nos faltarían algunos pocos requerimientos para darle vida a nuestro merkdo solidario, veamos:
1. La información para saber con quién adquirir lo requerido: saberes, productos y servicios que cada prosumidor ofrece o solicita, los métodos de producción, insumos utilizados, instrucciones de uso y conservación, claridad del sistema… son aspectos que debemos conocer cada vez, pero el actual sistema no entrega ni suficiente ni claramente.
2. Las unidades de intercambio solidario o facilitadores de reciprocidad que nos permitan la cuantificación de las transacciones, para medir los niveles de satisfacción, la capacidad de producción y su circulación; puede ser mediante una cuenta centralizada, algún vale u otro mecanismo cuyas características tendrán profundas repercusiones en el ánimo individual e imaginario colectivo como mecanismo propiciador de los intercambios.
3. El lugar donde se realizarán los encuentros, la regularidad con que convergerán las actividades paralelas de formación (los círculos de calidad, las tutorías…), recreación (presentaciones y exhibiciones artísticas, acciones festivas…) y obviamente es sitio para los intercambios con los requisitos para los diferentes productos, servicios y prosumidores.
Todas estas consideraciones son producto de observaciones que hacemos desde “laboratorios sociales” emprendidos localmente, son avances de propuestas en construcción por la dignificación de la vida, por devolverle la ternura, el placer de disfrutar dignamente “nuestro cuarto de hora”; por ello hablamos sobre la reivindicación de los derechos humanos que se derivan del desarrollo tecnológico y social, que permitan la especialización en diferentes tareas dinamizando la producción e intercambio como componentes del asunto económico, los estamos esclareciendo y reinterpretando para transformarlos de acuerdo a los condiciones de los tiempos que hoy vivimos. Se trata de construir un nuevo Contrato Social atendiendo y con respeto por Natura.